Artículo: "De ‘Siritinga’ a ‘Carne Cruda’: 15 años pegado a Radio3"
De ‘Siritinga’ a ‘Carne Cruda’: 15 años pegado a Radio3
Unos piensan que Radio3 es
poco más que un muermo donde locutores sin gracia pinchan canciones
desconocidas. Y otros creen que la radio musical de RNE es un
instrumento de adoctrinamiento y propaganda del gobierno de turno. Mal
comienzo si tenemos en cuenta que hablamos de la radio pública de
nuestro país, la que pagamos todos.
Hace quince años, yo era un postadolescente
aficionado a las ondas más que harto de la radio-fórmula. Ansiaba
encontrar nuevos territorios musicales, y un buen día tropecé con Radio3
mientras giraba, hipnotizado, el dial de mi aparato. El encuentro fue
fortuito y revelador: una programación nada uniforme y la oferta musical
más heterogénea del ámbito radiofónico nacional.
En aquellos tiempos -finales de los 90- ya
estaban asentados en la parrilla de Radio3 algunos de los locutores que
iban a marcar el ritmo de toda una generación: Diego A. Manrique y su Ambigú, Julio Ruiz con Disco Grande, Paco Pérez Bryan, Antonio Fernández, Tomás Fernando Flores (hoy, su director), Jesús Ordovás…
Al parecer, según comenta el periodista Javier Gallego,
el cambio hacia una radio puramente musical había acontecido pocos años
atrás, cuando el gobierno de Felipe González se cansó de las críticas,
parodias y gracietas que su radio (la radio pública) escupía constantemente contra sus medidas.
El gobierno de Felipe González se cansó de las parodias que ‘su radio’ (la radio pública) escupía constantemente contra sus medidas
Yo esto no lo viví, pero originalmente
Radio3 fue concebida como una radio hablada de contenido social,
político y cultural, en la que además sonaba música. Y el PSOE, por
tanto, forzó un cambio drástico en Radio3, que pasó a ser una emisora
eminentemente musical sin chicha ideológica, sin alma social. Desde
entonces (y esto sí lo he vivido) ha habido un intenso debate entre
gestores, locutores y oyentes acerca de la politización de Radio3 a la que no ha sido ajeno ninguno de sus directores.
Pero volvamos a finales de los 90. Por
aquellos días encontré una parrilla fascinante en la que tenían cabida
músicas minoritarias. A su apuesta decidida por el pop-rock alternativo y
el espaldarazo al indie nacional, escuchando sus programas pude dar con lo mejor de la world music,
el flamenco, el hip-hop… y espacios dedicados a repasar lo más
significativo de las décadas pasadas (el rock sinfónico, la psicodelia) y
de los grupos maqueteros más modernos.
La entrada en el siglo XXI, con Federico Volpini
en la dirección, supuso una vuelta a los orígenes de la Radio3 más
social y comprometida. Quizás fue mi preferida. Volpini diseñó una
parrilla en la que el contenido hablado ganaba terreno a lo musical y la
ficción dramatizada adquiría un papel preponderante. Recuerdo espacios
como Especia Melange, Cuando Juan y Tula fueron a Siritinga, Chichirichachi o La Salamandra. Una ristra de programas donde imperaba la imaginación y la locura de mano de profesionales como Carlos Faraco y Fernando Luna, el cuadro de actores de RNE, y la llegada de jóvenes talentos como Juan Suárez, Sara Vítores, Celia Montalbán o Javier Gallego. Todavía añoro las horas de radio matinales que consumí escuchando el fantástico serial que fue Siritinga, con capítulos diarios que narraban -a la vieja usanza- las aventuras de Juan y Tula.
En una época en la que Internet estaba en
pañales, y como prueba de nuestro compromiso -el de los oyentes- con su
emisora, fueron éstos quienes se movilizamos en la red para montar su
propia comunidad y compartir los contenidos. Así nació radio3.org y La Pizarra de Radio3, un protoforo con
varias webs dedicadas a los programas de la emisora donde se
recopilaban maravillosas listas con las canciones emitidas. Aún hoy
pueden encontrarse vestigios de ese trabajo en forma de listas o
podcasts que sobreviven al tiempo y quedan como testigos de esa época
imborrable de la radio española.
En 2003 llega Beatriz Pécker a la
dirección de la emisora y desmantela buena parte del trabajo de Volpini
causando gran revuelo entre la comunidad de oyentes. Se opta de nuevo
por la vía musical y desaparece casi todo el contenido dramatizado.
Surge el primer intento por convertir Radio3 en radio-fórmula y se
producen encontronazos entre los locutores y la dirección. Visto en
perspectiva, aquello parece la antesala de lo que ocurriría después,
entre 2007 y 2008, cuando se despidió a gran parte de la plantilla de la
emisora merced al ERE que tuvo lugar en RTVE y que se llevó por delante
a algunas voces de siempre, técnicos, productores, guionistas…
prácticamente todos mayores de 55 años. ¡Lágrimas radiofónicas!
Tomás Fernando Flores tendrá siempre en su ‘debe’ ser el responsable directo del cierre de ‘Carne Cruda’, el programón de Javier Gallego
Tras la hecatombe, Lara López asume la dirección de la cadena en un nuevo intento por devolver a la emisora su espíritu inicial. Asesorada por Diego A. Manrique,
diseña una parrilla en la que conviven tradición y modernidad, y se
intenta dar más peso al contenido social. Pero el tándem López/Manrique
se rompe abruptamente con el adiós de este último en 2010, propiciado
por una fea maniobra legal -lo vamos a dejar ahí- de la dirección del
ente público que termina con tres décadas de uno de los locutores más
respetados de su historia.
Y así llegamos al día de hoy, con la emisora comandada por un clásico de la cadena, Tomás Fernando Flores, alguien que tendrá siempre en su debe ser el responsable directo del cierre de Carne Cruda, el programón de Javier Gallego. Una auténtica lástima.
El vaivén histórico de Radio3 ha
supuesto un constante mareo para nosotros, los oyentes, a menudo
confundidos entre el sí y el no, la cara y la cruz, el blanco y el
negro. Pero yo puedo decir que en Radio3 he escuchado programas
inolvidables, que he conocido proyectos culturales y sociales que nunca
tuvieron cabida en otras emisoras, que Radio3 me formó y me informó
musicalmente. Hoy afronta una nueva etapa dominada de nuevo por lo
melódico y un poquito más alejada del compromiso y la independencia que
se le debería suponer a un medio público. Pero, con todos sus defectos,
Radio3 ha sido una referencia ineludible para varias generaciones de
amantes de la radio. ¡Larga vida!
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